La dieta vegetariana tiene para muchos, tantas ventajas como desventajas. No comer carne roja o carne blanca podría representar una pérdida de proteína y hierro que podrían causar (en casos extremos) problemas de salud como desnutrición, anemia y debilitar el sistema inmunológico. Sin embargo, una dieta vegetariana balanceada (o sea no sólo quesos, cereales y la fruta o verdura ocasional) ofrece muchas ventajas, por ejemplo un consumo mucho menor de grasas saturadas (las cuales se encuentran en carnes rojas), más fibra y podría ser más barato.
1- Cosecha urbana vs. Matadero urbano
Es sencillo, puedes cosechar algunos de tus propios alimentos desde tu hogar, más no puedes criar ganado y tener tu propio matadero. De manera similar puedes hacer tu propia leche de almendras, leche de soya o leche de amaranto desde tu casa usando utensilios y aparatos que ya tienes, más no puedes salir a ordeñar tu vaca.
2- Trato animal
Todos hemos oído de las condiciones terribles en las que viven los animales que comemos, hemos visto imágenes de pollos enjaulados, vacas con lodo hasta el pecho, cerdos apachurrados en espacios mínimos, alimentados en una dieta continua de granos transgénicos y antibióticos. Muchos de los animales que son criados siguiendo producción en masa están enfermos, miserables, viven y mueren enjaulados —vidas innegablemente anti-naturales. Un poco de sentido común dicta que la comida nos nutra debe de estar bien nutrida también, sin embargo, las prácticas “modernas” garantizan lo opuesto a un alimento sano.
3- Frescura
Si el producto no es nacional, las probabilidades de que este sea fresco son muy bajas. Ya que el mercado globalizado ha permeado la industria alimenticia, prácticas más que cuestionables también lo han hecho, por ejemplo la práctica de inyectar gas de monóxido de carbono a la carne para que esta tenga una apariencia más agradable, o carne de cordero neo zelandesa que viaja hasta por dos meses antes de ser consumida.
4- ¿Cuántos químicos tiene la carne?
Aparte del uso desmesurado de antibióticos y conservativos, durante la vida de un animal este también recibe un cóctel químico con vacunas, analgésicos y hormonas del crecimiento. El cóctel mortal de químicos sin embargo, no para ahí, también tiene los ingredientes cosméticos, o sea aquellos que hacen que la carne se vea fresca como el antes mencionado gas de monóxido de carbono (que es venenoso), “pegamento de carne” y productos nuevos creados a base de partes animales como la infame baba rosa; se encuentra hasta en el 70% de la carne procesada y usa sustancias como amoniaco para hacer que la carne se vea más atractiva.
5- ¿Qué tipo de carne es realmente?
El reciente escándalo europeo que puso en evidencia a la industria de los alimentos procesados resonó por todo el mundo, carne vendida cómo bovina contenía rastros, en algunos casos muy altos, de carne de caballo. Mientras que habrá muchos que se identifiquen con el argumento ético de la situación (los caballos no son alimento en muchos países, si no animales superiores a las vacas y cerdos) realmente nos hace cuestionar una industria alimenticia que no se molesta en separar la carne destinada para alimentos de perros (caballo) de la humana.
6- Sustentabilidad
Actualmente existen billones de animales de pastoreo que producen cantidades enormes de gases contaminantes, entre ellos el metano y dos tercios del amoniaco del planeta provienen de vacas. Se cree que el calentamiento global de la era jurásica fue acelerado por el gas metano producido por lo dinosaurios por ejemplo. Un animal de pastoreo contamina mientras que las plantas crean oxígeno. ¿Cuál es más sustentable entonces?
Cuestionen entonces si realmente tienen un argumento fuerte para respaldar su consumo de carne. En términos nutricionales, económicos y de sentido común no consumir carne parecería ser más razonable. Hagan la prueba, dejen de comer carne una o dos semanas y verán lo rápido que se adapta su metabolismo y su cartera a los nuevos hábitos. En cuanto a los malestares que puede causar la falta de carne, hace poco fui a donar sangre y me sorprendí cuando el médico me dijo que comiera muchas hojas verdes (acelgas, espinacas, etc.) para mejorar mi conteo de células rojas, al preguntarle si más carne también me dijo que no, ya que es más efectivo y saludable conseguir hierro de verduras y vegetales. Ahora cuando pensemos en alimento para nutrir nuestro cuerpo, mente y espíritu pensemos verde, orgánico y nacional.
Con información de Waking Times y How Stuff Works