La captura indiscriminada de peces de pequeño tamaño que lleva a cabo la pesca industrial está poniendo en serio riesgo la subsistencia de numerosas especies de aves marinas en todo el mundo. El consumo mundial de pescado continúa aumentando, lo que provoca que se multipliquen unas piscifactorías que en su mayoría utilizan harinas animales fabricadas con especies de pequeño tamaño para alimentar a especies carnívoras como el salmón, el atún o el bacalao que encontramos en los mercados europeos.
La pesca a gran escala, la que se lleva a cabo sin ningún tipo de control y arrasa con todo tipo de ecosistemas y especies reúnan o no las condiciones para ser comercializadas, tiene unas consecuencias que van más allá de la propia mar. En efecto, tal y como demuestra un reciente estudio publicado por la prestigiosa revista Science, esta pesca industrial está amenazando seriamente la existencia de las aves marinas.
Los desastrosos efectos de la sobrepesca en las poblaciones de peces son de sobra conocidos. Sin embargo, la fauna marina no es la única víctima de esos métodos industriales de pesca: un estudio dirigido por el investigador francés Philippe Cury, director del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), muestra que la escasez de peces podría conllevar una importante disminución de las poblaciones de aves marinas.
No sólo el alcatraz, el albatros y las gaviotas son víctimas de los kilómetros de redes que se encuentran en los océanos y entre las que se enredan y ahogan. Según las investigaciones de Philippe Cury, las aves marinas se ven obligadas a competir directamente con los pescadores por su alimento. La mayoría de estas aves se alimentan de pequeños peces como sardinas, anchoas y algunas más que, normalmente, se capturaban sólo en el ámbito de una pesca artesanal o local y que ahora se han visto arrasadas al igual que todo el ecosistema.
La población de peces pequeños se está viendo diezmada en las aguas de todo el mundo. Estas especies, que no tienen un valor comercial alto, sin embargo están siendo capturadas de forma masiva, lo que amenaza su existencia en un futuro próximo. Estas especies se usan mayoritariamente para la fabricación de harinas animales utilizadas en piscifactorías. De esta forma, al adquirir en el supermercado atún, salmón y bacalao, estamos colaborando con la extinción de estas especies tan pequeñas como necesarias. Además, estos peces constituyen el alimento de los pollos criados de forma intensiva en naves industriales, una práctica poco ética y muy irrespetuosa con el medioambiente.
Los peces de pequeño tamaño representan en la actualidad un tercio de las capturas mundiales, y constituyen la base alimenticia de las aves marinas. Los efectos de esta pesca masiva e irresponsable ya se están haciendo notar en Europa, donde la población de frailecillos y varias familias de gaviotas está disminuyendo de forma alarmante, al igual que la población de pingüinos en el hemisferio sur. Según el estudio de Philippe Cury, estas aves están seriamente amenazadas por este fenómeno debido a la dificultad que encuentran para alimentarse y a la consiguiente debilidad física que les impide reproducirse y alimentar a sus crías.
¿Qué podemos hacer ?
Para contribuir a la conservación de estos animales y al delicado equilibrio del ecosistema, el consumidor debería frenar o disminuir el consumo de pescado y carne. Por otro lado, es necesario denunciar este fenómeno ante los responsables políticos para que se prohíban estas técnicas de pesca destructivas que esquilman las aguas y suponen un impacto de enormes dimensiones que afecta a diversos ámbitos y especies animales.
fuente:Ladyverd.com